CAMBIOS SUSTENTABLES, Y EN UN AMBIENTE DE PAZ SOCIAL
El desafío constitucional que se inicia el 25 de octubre:
Nº6, 2020, Segunda Quincena de Septiembre, Especial del plebiscito
- Alejar los mitos catastróficos y el exceso de expectativas
- El plebiscito de entrada sólo es el comienzo de un largo itinerario
- La demanda de buscar grandes acuerdos
EL ESCENARIO
A medida que avanzan las semanas y los cronogramas institucionales se imponen como inexorables, se ha abierto la posibilidad de definir de una nueva manera los términos del debate más importante para el futuro que Chile deberá desarrollar en la etapa que vivimos. Hace muy poco, el plebiscito de entrada al cambio constitucional era presentado por algunos como un riesgo enorme que pondría al país al borde del abismo, donde se echaría por la borda toda la tradición constitucional chilena y se hipotecaría el desarrollo social y económico; mientras que, para otros, era la oportunidad de inventar un país diferente, sin nexos con la historia -ni la reciente ni las mas remotas- donde se materializarían todos los deseos insatisfechos de la sociedad emergente y se dibujaría una Constitución ideal, que cobijara todos los sueños, sin detenerse en las reflexiones sobre la viabilidad de aquello.
Este escenario sobreideologizado del “todo o nada” ha estado dominando el debate y el proceder de los actores. En ese cuadro tienden a imponerse las posiciones más extremas de lado y lado, generando incertidumbre en una ciudadanía cuya aspiración histórica ha sido siempre que haya cambios, pero graduales, sustentables y en un ambiente de paz social.
Si bien algo de ese debate polarizado aun permanece, a medida que el plebiscito se acerca ya quedó claro que no es posible postergarlo, ni con pandemia ni otra circunstancia. Este principio también vale para el resto del cronograma de elecciones -como la de gobernadores- que tampoco se retrasará, lo que terminará instalando una racionalidad realista, que se aleje tanto de los mitos catastróficos como de las sobre expectativas.
Itinerario Completo
En cuanto al desarrollo del proceso mismo, en primer lugar, se debe examinar el cronograma electoral completo y no solo uno de sus hitos (plebiscito de entrada) como ha sucedido hasta ahora. En efecto, lo que se acordó en Noviembre de 2019 fue un plan de transición hacia una Nueva Constitución, como una forma de reestablecer la paz y la convivencia que fueron golpeadas por el estallido social del 18 de octubre pasado. Dicho itinerario solo comienza con el plebiscito del 25 de octubre próximo, pero luego sigue con la elección de convencionales (en ambas hipótesis de órgano constituyente), acompañada de elecciones municipales y regionales; continua con la instalación de la Convención Constitucional, sigue con las deliberaciones hasta por un año de ese órgano y culmina en un plebiscito de ratificación de la propuesta de Carta Magna que emane de la Convención. Antes de esto último, deberán celebrarse elecciones presidenciales y parlamentarias, las que pueden estar precedidas de elecciones primarias en los sectores que así lo requieran.
Debates y Alianzas
Un cronograma de tantas consultas y elecciones tiene la virtud de ir definiendo el peso relativo de cada una las posiciones, que hoy solo se mide por encuestas (no siempre desinteresadas) o por la presencia de los actores en los medios (muchas veces manipuladas por estos o por requerimientos de marketing). El proceso de tantas elecciones tendrá el positivo efecto -aparte de seleccionar democráticamente a las autoridades en cada caso- de ir configurando bloques de opinión sobre los temas de fondo, permitiendo un debate mas racional, al efectuarse en base al peso efectivo de cada quien. Al mismo tiempo, se debieran ir determinando nuevos campos de alianzas y convergencias posibles. Los diversos sectores políticos podrán redireccionar entonces sus propias estrategias al ir conociendo el verdadero respaldo que obtienen.
Otro hecho relevante que ha de tenerse presente es que las reglas acordadas en la Reforma Constitucional establecen un alto quórum de 2/3 para llegar a aprobar normas. Dicho quorum es más elevado de lo que requerían algunos capítulos de la Constitución vigente, como el régimen de gobierno o la descentralización que solo requerían 3/5. Ello es una garantía de que los incentivos para el trabajo de la Convención serán hacia la búsqueda de acuerdos, dejando fuera lo que no alcanza ese quórum preestablecido. Por lo tanto, hay un gran espacio para una “Constitución de mínimos”, lo que quiere decir que -salvo grandes acuerdos como puede ser la democracia, la protección de los derechos humanos o una economía social de carácter mixta- sólo será posible una Constitución que no consagre obligatoriamente una determinada política pública ni un modelo económico, dejando que ello sea el producto del juego político de mayorías y minorías y de la alternancia en el poder.
PROYECCIONES
- A un mes del plebiscito se hace urgente una cada vez mas completa, amplia y veraz información sobre el proceso. En la medida que todos los actores asuman la responsabilidad de informar y explicar lo que significa una nueva Constitución para Chile, así como cada paso del itinerario acordado, se ira afianzando aún más el clima republicano que debe presidir toda la dinámica que requiere el camino hacia una nueva Carta Magna. Es fundamental hacer pedagogía sobre que cosas contiene y que cosas no son parte de una Constitución para Chile. Una suerte de aterrizaje tanto para los temores infundados como para el exceso de esperanzas en que el nuevo marco institucional que nos regirá como nación resolverá todos los problemas de la gente.
- La intensidad de este calendario electoral que comienza el 25 de octubre, obliga a observar el itinerario completo y no mitificar solo algunos hitos, como si de una moneda al aire se tratara. Ello, porque los resultado de cada una de estas consultas ciudadanas prefigurarán los pasos a seguir, los que no serán nunca catastróficos para un sector determinado, excepto para los muy minoritarios que irán descendiendo de la cobertura mediática y ubicando las verdaderas posiciones que tienen en el debate nacional.
- El pacto constitucional es posible de lograr en la medida que se vaya abandonando el clima de confrontación inútil -como podría conformarse con una guerrilla por temas menores para los que no hay acuerdo, como la eliminación de inhabilidades, la alteración de lo ya pactado o trabas al voto universal- y se impone un clima de construcción de una Constitución donde todos se sientan incluidos y representados. Si se logra, además, capacidad de acompañar aquello con un sistema de gobierno eficiente y con un efectivo Estado de Derecho social y democrático, el futuro de Chile puede verse con optimismo.